Historia del Templo
Fue erigida en un terreno donado por la familia Martínez Justo y construida con el apoyo económico de Concepción Unzué, en memoria de su esposo Carlos Casares, quien fuera gobernador bonaerense.
La piedra fundamental se colocó el 15 de mayo de 1930 y el 15 de diciembre del año siguiente la iglesia fue erigida canónicamente como parroquia por, el en ese momento, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Buenos Aires Santiago Copello. El diseño del templo estuvo a cargo del arquitecto Carlos Massa, responsable, de la construcción de muchas Iglesias de la Ciudad de Buenos Aires. Existe un templo clonado en la provincia de Buenos Aires (financiado por la misma Unzué) que hace de templo parroquial principal de la ciudad de Carlos Casares y que fue realizado también por Massa en 1941, nueve años después que esta parroquia. Ambos son idénticos en su proyecto aunque los sufrieron remodelaciones con posterioridad.
La estructura del edificio es monumental: mide 47 metros de largo por 20 de ancho. Además, como el antiguo nivel de la calle fue bajado tres metros, la iglesia quedó en una posición elevada, lo que le agrega majestuosidad.
Su fachada presenta un estilo que muchos arquitectos definen como neocolonial ortodoxo que nos remite a las obras más citadas de Martín Noel, Mario Buschiazzo y Vicente Nadal Mora. Mezcla de arte español e indígena. A su izquierda, se puede ver la torre campanario con reloj, que remata con una pequeña cúpula de características neobizantinas, revestida en cerámicos polícromos (estos detalles no son comunes en las obras de Massa), culminando en una cruz de hierro.
Pero lo que más impacta de su imagen externa es ser una réplica casi exacta del templo de la vieja Universidad de San Francisco Xavier (fue fundada el 27 de marzo de 1624), en la ciudad boliviana de Chuquisaca (actualmente llamada Sucre). La diferencia es que aquella tiene dos torres. No está de más recordar que en esa universidad se formaron figuras históricas de la Revolución de Mayo, como Mariano Moreno, Bernardo de Monteagudo o Juan José Castelli.
Al ingresar en el Atrio, predominan hermosos vitral de su puerta intermedia. Su interior es de planta de cruz latina y sin ningún revestimiento murario solamente pequeñas mayólicas, que representan las estaciones del Vía Crucis. Presenta una nave principal y dos laterales, el techo, con forma de bóveda de cañón, presenta, un corte con una cúpula hexagonal.
En 1971 los retablos que imitaban los muebles coloniales, fueron reemplazados por un gran mural, 8 metros de alto por 5 de ancho, del artista argentino Raúl Soldi. La obra representa al niño Jesús sostenido por dos ángeles, y está compuesta por aproximadamente 300 baldosines cerámicos. El autor además realizó un collage que representa a un ángel con trompeta puede apreciarse en la base del ambón. La mas llamativa es la ubicada en el bautisterio, a la derecha del atrio. Junto a la pila bautismal se ve un óleo representando a San Miguel Arcángel en lucha dos demonios. Este cuadro esconde un secreto: cuando Soldi quiso elegir un rostro para darle forma a una de las imágenes que representa el mal, eligió el del crítico de arte Jorge Romero Brest, incluyendo su característica pipa, con quien se encontraba enemistado.
Pegado al Templo, el edificio del Colegio parroquial, conforman una hermosa postal colonial. La avenida donde se encuentra tiene la particularidad de ser la única, en toda la Ciudad de Buenos Aires, que comienza y termina en una misma arteria, la avenida Cabildo. Nace en su intersección con Paroissien y finaliza en Cabildo y Vedia, 10 cuadras después.
San Isidro es por excelencia el patrón de los campesinos, nació a fines del siglo XI en Madrid. El nombre de Isidro, es una derivación de Isidoro- fue en honor al Arzobispo San Isidoro de Sevilla; como consecuencia de sus tareas de labrador, pasó ser conocido popularmente como “Isidro labrador”. Falleció en el año 1130. El 15 de Mayo se celebra su Fiesta Patronal.